Guarda callada y paciente, alma mía,
La llegada de mundos sublimes y eternos,
donde no exista el ruido ni el dolor humano.
Mientras los pájaros canten melodías de otoño,
¿por qué has de caminar abrumada?
Guarda callada y paciente, alma mía,
la quietud y el silencio, en las olas del insondable océano.
Mientras los rayos de sol inunden tus palmas,
¿ por qué resignarse a morir sin esperanza?
Guarda callada y paciente, alma mía,
y hallarás paz en el horizonte del espíritu divino.