Los dejo con una verdadera joya. Disfrútenla!
"¡Cómo hablarte, Señor, si no eres Tú la llama que calcina mi mano!
¡Cómo pensar contigo, juntar contigo mis párpados, cómo podría mi nariz respirarte!
Ser como Tú el que gira y aumenta sin fin. Cómo escuchar tus razones salvajes.
Cómo encontrar un arma de alegría monstruosa, disparar hacia adentro y transformar la bala en ojo.
Ser el agua de tus canales infalibles, soplar con ese cuerno que hace temblar de felicidad a los despojos inertes.
Cómo dar un salto mortal y sostenerse sin apoyo alguno, cómo beber en las propias venas el líquido transfigurador y no correr en busca de los contravenenos, cómo reconocerte en el preciso instante en que eres visible."
Luis Oyarzún
La poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos. R.Tagore
Un poema debe tener el filo suficiente para abrir la carne y llegar al alma. Autor desconocido
lunes, 31 de enero de 2011
martes, 4 de enero de 2011
Sangre en los ojos
Sonrío ante los restos de amistades quebradas, de copas vacías y sangre en los ojos.
Es la única esperanza que tengo cuando no me queda nada más que recuerdos añejos plagados de simpatías absurdas y rostros macilentos.
Me tachan de melancólica y depresiva, de idealista y soñadora, pero es el sabor que siento todas las noches al apoyar la cabeza en la almohada. Y por más que lo evito, la insistencia de tales sentimientos me nubla el pensamiento.
¿Qué hacer? Por eso sonrío, aunque no halle respuestas, aunque el torbellino de la vida engulla y agite mi ilusión, sonrío buscando consuelo ante el mar de dudas e hipocresía que veo en miles de rostros y en mi misma.
Sonrío con risa añeja, podrida como una manzana, pero nadie lo nota, que más da.
Y continúo como hombre sin rumbo, como perdida en el desierto siniestro de las caretas, del qué dirán, de los pasos en falso.
Me caigo y a veces no se levantarme. Me quedo tirada cuan larga soy en una carretera plagada de buitres y fantasmas. Mis fantasmas, y los de él y los de todos en mis espaldas. Pero sonrío, y puede parecer monótono o falto de juicio, pero he logrado vivir con eso, con los recuerdos de amistades quebradas. copas vacias y sangre en los ojos.
Es la única esperanza que tengo cuando no me queda nada más que recuerdos añejos plagados de simpatías absurdas y rostros macilentos.
Me tachan de melancólica y depresiva, de idealista y soñadora, pero es el sabor que siento todas las noches al apoyar la cabeza en la almohada. Y por más que lo evito, la insistencia de tales sentimientos me nubla el pensamiento.
¿Qué hacer? Por eso sonrío, aunque no halle respuestas, aunque el torbellino de la vida engulla y agite mi ilusión, sonrío buscando consuelo ante el mar de dudas e hipocresía que veo en miles de rostros y en mi misma.
Sonrío con risa añeja, podrida como una manzana, pero nadie lo nota, que más da.
Y continúo como hombre sin rumbo, como perdida en el desierto siniestro de las caretas, del qué dirán, de los pasos en falso.
Me caigo y a veces no se levantarme. Me quedo tirada cuan larga soy en una carretera plagada de buitres y fantasmas. Mis fantasmas, y los de él y los de todos en mis espaldas. Pero sonrío, y puede parecer monótono o falto de juicio, pero he logrado vivir con eso, con los recuerdos de amistades quebradas. copas vacias y sangre en los ojos.
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