Sonrío ante los restos de amistades quebradas, de copas vacías y sangre en los ojos.
Es la única esperanza que tengo cuando no me queda nada más que recuerdos añejos plagados de simpatías absurdas y rostros macilentos.
Me tachan de melancólica y depresiva, de idealista y soñadora, pero es el sabor que siento todas las noches al apoyar la cabeza en la almohada. Y por más que lo evito, la insistencia de tales sentimientos me nubla el pensamiento.
¿Qué hacer? Por eso sonrío, aunque no halle respuestas, aunque el torbellino de la vida engulla y agite mi ilusión, sonrío buscando consuelo ante el mar de dudas e hipocresía que veo en miles de rostros y en mi misma.
Sonrío con risa añeja, podrida como una manzana, pero nadie lo nota, que más da.
Y continúo como hombre sin rumbo, como perdida en el desierto siniestro de las caretas, del qué dirán, de los pasos en falso.
Me caigo y a veces no se levantarme. Me quedo tirada cuan larga soy en una carretera plagada de buitres y fantasmas. Mis fantasmas, y los de él y los de todos en mis espaldas. Pero sonrío, y puede parecer monótono o falto de juicio, pero he logrado vivir con eso, con los recuerdos de amistades quebradas. copas vacias y sangre en los ojos.
Que hermoso lo que escribes... detrás de cada una de estas palabras se desprende un gran sentido, estética y percepción del mundo que te rodea y el interior. Tus palabras harán eco siempre en la eternidad... SIEMPRE!
ResponderEliminarNo todos pueden darse el lujo de poseer ese hermoso don que tienes. Sigue así!
Te adoro por muchas cosas, mas este tipo de cosas que escribes, hacen que cada día que pasa, me convenza aún más del por qué eres la mujer más especial de todo el mundo...
Me condenaron a veinte años de hastío
ResponderEliminarpor intentar cambiar el sistema desde dentro. Ahora vengo a desquitarme,
primero conquistaremos Manhattan,
después conquistaremos Berlín.
Me guía una señal en los cielos,
me guía una marca de mi piel,
me guía la belleza en nuestras armas,
primero conquistaremos Manhattan,
después conquistaremos Berlín.... ...
(Leonard Cohen)