Un poema debe tener el filo suficiente para abrir la carne y llegar al alma. Autor desconocido

sábado, 19 de marzo de 2011

Perdónate

No me pidas que me calle cuando el dolor se apodera de mis espacios. Flaqueé ante la puerta de tu casa, sin saber qué hacer ni qué decirte, sin saber si llorar o acurrucarme en tus brazos diciendote cuanto te amaba. No sabía si pedirte perdón, o esperar el perdón de tus labios agrietados. Tantas frases inconclusas y tantas puertas desencajadas por la rabia. Pensé ¿por qué la rabia, el dolor, la angustia, traspasa todas mis líneas? ¿ Por qué mis páginas transpiran tales sentires? Te volviste, y vi tus ojos verdes, vacíos, sin nada que decir. Entonces lo supe. ¿Si no te perdonas, cómo puedo hacerlo yo? Y te dejé ahí, atónito bajo el dintel de la puerta, mientras el viento ululaba entre las hojas de los árboles en invierno.

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