Una sonrisa a veces no deja ver el dolor que grita mi corazón.
Una mirada a veces esconde el verdadero sentir.
Utilizo máscaras mientras un frenesí de emociones vanas me ayuda a espantar los fantasmas.
Acallar las voces que susurran maldiciones a mis espaldas y
las miradas de reprobación e incomprensión de los míos.
A veces finjo,
me niego a mi misma e ignoro lo que sucede.
Pero créeme que duele todas las noches,
aunque en realidad no me importa si me crees o no.
Porque finalmente,
las mascaras servirán para acallar los fantasmas y alejar las maldiciones.
Felicidades por un texto tan profundo. Todos utilizamos máscaras, a veces sin saberlo, en un intento por aplacar el sinsentido que en ocasiones nos alcanza.
ResponderEliminarHola Camila, los sentimientos aunque los queramos esconder tras las máscaras, son como puñales que te acechan a todas horas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bueno, pero creo que ya es hora de sacarnos las máscaras. Sentir y vivir sin maquillajes, seguramente será mucho mejor; para todos.
ResponderEliminarSacarnos las mácaras, mostrarnos tal cual somos.
ResponderEliminarMuy profundo. besos