Noche,
oscuridad infinita del firmamento
negrura eterna, inalcanzable e indestructible
eres trémula y soñadora
y con tu oscuro manto
caes sobre mis hombros con sutil delicadeza
Deshaces mis temores
y abres mis horizontes
aquí donde te huelo, te palpo, te siento y te veo.
Tú eres justa,
caes sobre ricos y pobres,
negros y cobrizos,
amarillos y blancos
y en tu quietud de cervatillo es posible descansar.
No te temo, doncella nocturna,
sólo te respeto
te miro con resquemor y me asombro al pensar
que tu y yo somos seres semejantes.
Nadie te conoce, todos te huyen
y es en tí donde vagabundos errantes se refugian.
Tu estrellada cabellera es testigo
de apasionados amores y de horribles crímenes.
Eres frágil y fuerte,
eterna y temporal,
triste, alegre, temerosa y valiente.
Eres un sinfín de contradicciones,
amiga del alma.
(Mayo, 2004)
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